-
Más información
-
La planta de la papa produce un sistema radicular fibroso. Las raíces no miden más de 60cm de largo normalmente. Así que las papas tienen raíces de poca profundidad comparado con cereales que puedan tener raíces que llegan a 120cm de profundidad. Como resultado, las papas no tienen mucha facilidad para aprovechar los nutrientes y la humedad en las profundidades de un perfil de suelo.
Mientras el crecimiento de las raíces ocurre con temperaturas entre 10 y 35ºC, el desarrollo más activo tendrá lugar a temperaturas entre 15 y 20ºC.
Crecimiento del follaje ocurre a temperaturas entre 7 y 30ºC, pero la temperatura óptima está entre 20 y 25ºC. Las temperaturas óptimas para los estolones son similares.
El efecto de la temperatura del suelo en el desarrollo radicular
El tubérculo de la papa es una porción ampliada del estolón. El proceso de iniciación del tubérculo está dirigida por hormonas y en algunas variedades (las tardías) por fotoperiodismo. Suelos fríos da mejor iniciación de tubérculos y en mayor cantidad. La temperatura óptima para la iniciación de tubérculos está entre 15 y 20ºC.
Bajo estas condiciones, la planta tendrá estolones y brotes cortos. En las variedades tardías, los días más largos retrasan la iniciación de tubérculos y fomentan el desarrollo de estolones y brotes.
Bajo nivel de nitrógeno y alto contenido de sacarosa en la planta favorecen la formación de más tubérculos. Una vez iniciadas, los tubérculos muestran un rápido crecimiento, llegando a 1400 kg/ha/día en climas templados. Variedades tardías tienden a ser más sensitivos a días largos o temperaturas altas.
Usando papas semillas con brotes avanza mucho el desarrollo de la planta. El nivel de esta respuesta y su efecto para incrementar el rendimiento tiene que ver con la edad fisiológica de la papa semilla en el momento de sembrar.
La temperatura durante el almacenaje es clave para controlar el envejecimiento fisiológico. Subir la temperatura del almacén por encima de los 4 ºC provoca una ruptura en la dormancia e inicia el crecimiento de brotes.
La acumulación del número de días grados desde esta ruptura de dormancia es la que decide la edad fisiológica del tubérculo al sembrar.
Diferentes variedades difieren en el número de días grados necesarios para envejecer a un nivel deseado antes de la siembra. Tubérculos viejos son ventajosos en variedades precoces o donde la temporada es corta.
Tubérculos con poco envejecimiento son aptos para temporadas de crecimiento largas donde se quiere que las plantas sigan creciendo para obtener el máximo de producción. Al plantar las papas semillas con brotes, es importante controlar el número de brotes y su tamaño (máximo 2 cm) para asegurar un crecimiento óptimo de acuerdo con la densidad de siembra y para reducir daños a los brotes al plantar.
Las papas se cultivan a una amplia gama de diferentes suelos que varían de arenosos a arcillosos, todos con diferente capacidad de retención de agua. Un suelo ideal para papas es de buena estructura, con buen drenaje para ventilación de las raíces y desarrollo de los tubérculos con un mínimo de infestación de enfermedades.
Las papas prefieren suelos de pH 5,5 a 7,0 y de baja salinidad. No obstante, en la práctica se cultivan papas en suelos con pH de 4,5 a 8,5, con consecuencias para la disponibilidad de ciertos nutrientes. pHs extremosos se deben de ajustar donde sea posible.
En condiciones de pHs por encima de 7,5, la disponibilidad de nutrientes, sobre todo fósforo y micronutrientes, puede reducirse, a pesar de que las cantidades totales de estos elementos en el suelo son grandes. Encalado puede mejorar pHs bajos, pero es importante encalar por lo menos 6 meses antes de sembrar. Las papas son más propensas a infecciones por Sarna común cuando el pH es muy alto.
Las fluctuaciones en humedad del suelo dentro del camellón dará desparejo llenado de tubérculos, tubérculos malformados o con grietas. Solo una variación de 10% en humedad en el suelo puede ser crítico. Por esa razón, bajo sistemas de riego por goteo, la cinta debe de colocarse en la cima del camellón.
La gestión del follaje es también crítico para un aprovechamiento eficaz del agua. Agricultores en zonas de altas temperaturas tienen que asegurar que el follaje crezca rápido y cubra el suelo para reducir al mínimo la pérdida de agua por evaporación de la superficie del suelo.